Todos en algún momento hemos perdido un objeto de gran valor y sabemos lo que es sentir la desesperación y la preocupación de no poder encontrarlo.
¿Puedes pensar en ese momento en el que hayas perdido algo de gran valor para ti? Pudo haber sido tu teléfono, tus llaves, tu anillo de compromiso o de matrimonio, o algo importante que te hayan prestado... ¿Recuerdas cómo te sentiste cuando lo estabas buscando y no lo podías encontrar? ¿Qué sentiste cuando finalmente lo encontraste?
Te hago estas preguntas porque hoy quiero que veamos tres parábolas de Jesús conocidas como las ‘Parábolas Pérdidas’; no porque las parábolas se perdieron pero porque todas hablan sobre algo que se había perdido.
Es importante aclarar que aunque las parábolas hablen de una oveja y una moneda, realmente se están refiriendo a las personas que se encuentran perdidas y alejadas de Dios.
Es común que al hablar sobre una persona perdida; pensemos en personas bebedoras, dicen malas palabras, le faltan el respeto a otros y hacen cosas terribles, pero nunca nos pasa por la mente el pensamiento de que nosotros podríamos también estar perdidos.
El significado de la palabra: ‘perdido’ es algo que: "No se utiliza, no se reclama, ya no se posee, ya no se conoce, se arruina o se destruye, se retira, no puede encontrar el camino, no se ve, se pasa por alto, se hace imposible de encontrar"
Además usamos la palabra perdido para referirnos a: "una oportunidad perdida, un alma perdida, o una causa perdida". Sus sinónimos incluyen: "descarriado, desechado, desaparecido, invisible, irrecuperable, fuera de lugar, etc".
¿Te das cuenta de que todo es negativo cuando hablamos de lo perdido? Por eso no nos gusta pensar que nosotros podríamos también vivir perdidos.
Por ejemplo: Si en alguna ocasión has pensado... ‘Creo que no me hallo espiritualmente, no se donde estoy en mi caminar espiritual, creo que me estoy alejando del camino, no estoy seguro si estoy Dios está conmigo, mi vida espiritual no está muy bien, o no estoy donde Dios quiere que yo esté.
¿Alguna vez te has sentido perdido en tu espiritualidad o en tu conexión con Dios?
Un cristiano puede aparentar en el exterior que la vida espiritual está marchando bien, pero una mirada honesta al corazón puede mostrarnos que no estamos conectados con Dios como deberíamos estarlo.
No trato de ser negativo; al contrario, tengo muy buenas noticias para ti... Jesús describe a Dios el Padre como alguien que CONSTANTEMENTE está buscándonos, alguien que nos encuentra, y que nos regresa a El, y nos perdona cuando reconocemos que estamos perdidos y que lo necesitamos.
Ese es el increíble mensaje que encontramos en Lucas 15.
Aquí vemos a dos grupos de personas. El primero: son los recaudadores de impuestos, y el segundo: los pecadores.
Y la primer parábola que les cuenta es:
#1 - La Parábola de la OVEJA Perdida.
Lucas 15:4-7 "«Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en el desierto y saldrá a buscar la perdida hasta que la encuentre? Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa. Cuando llegue, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “Alégrense conmigo porque encontré mi oveja perdida”. De la misma manera, ¡hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!"
Esta parábola fue dirigida a los Fariseos que tanto criticaban a Jesús porque el pasaba tiempo y buscaba compartir con las personas pecadoras y ellos no entienden porqué.
Para explicarle a los fariseos lo que está haciendo les cuenta una historia de 100 ovejas, una se ha perdido, y cuenta que un buen pastor deja a las noventa y nueve y busca a la oveja perdida.
Luego Jesús le da un giro a la historia porque cuando regresa el pastor, no pone a la oveja perdida con las otras, sino que organiza una gran fiesta para celebrar que recuperó a la oveja que se había perdido.
#2 - La Parábola de la MONEDA Perdida
Lucas 15:8-10 "»O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No encenderá una lámpara y barrerá toda la casa y buscará con cuidado hasta que la encuentre? Y, cuando la encuentre, llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: “¡Alégrense conmigo porque encontré mi moneda perdida!”. De la misma manera, hay alegría en presencia de los ángeles de Dios cuando un solo pecador se arrepiente»."
Tal vez para nosotros perder una moneda no signifique mucho, pero en los tiempos de Jesús perder una moneda de plata era como si hoy perdieras las llaves de tu auto, o tu teléfono o la contraseña del banco para sacar dinero.
Por Ejemplo: Imagina que no encuentras un billete de 100 dólares en tu casa. ¿No te pondrías a limpiar y recoger toda tu casa hasta encontrar el billete?
Esta mujer había perdido una de sus monedas y no la podía encontrar. Pudo haber estado en un rincón, debajo de un papel, debajo de un mueble; así que la mujer se pone a buscar en toda la casa hasta que finalmente la encontró.
#3 - La Parábola del HIJO perdido
Seguramente la conoces como: La parábola del hijo pródigo.
Pródigo significa: "gastar de más o desenfrenadamente”. En la parábola del hijo pródigo, el hijo gasta y pierde de manera absurda toda su herencia.
Lucas 15:11-24 "Jesús les contó la siguiente historia: «Un hombre tenía dos hijos. El hijo menor le dijo al padre: “Quiero la parte de mi herencia ahora, antes de que mueras”. Entonces el padre accedió a dividir sus bienes entre sus dos hijos. »Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada. Al mismo tiempo que se le acabó el dinero, hubo una gran hambruna en todo el país, y él comenzó a morirse de hambre. Convenció a un agricultor local de que lo contratara, y el hombre lo envió al campo para que diera de comer a sus cerdos. El joven llegó a tener tanta hambre que hasta las algarrobas con las que alimentaba a los cerdos le parecían buenas para comer, pero nadie le dio nada. »Cuando finalmente entró en razón, se dijo a sí mismo: “En casa, hasta los jornaleros tienen comida de sobra, ¡y aquí estoy yo, muriéndome de hambre! Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’”. »Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de que me llamen tu hijo”. »Sin embargo, su padre dijo a los sirvientes: “Rápido, traigan la mejor túnica que haya en la casa y vístanlo. Consigan un anillo para su dedo y sandalias para sus pies. Maten el ternero que hemos engordado. Tenemos que celebrar con un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado”. Entonces comenzó la fiesta."
El segundo hijo tenía derecho a un tercio del patrimonio de su padre que solo era legalmente autorizado una vez que el padre hubiera muerto, lo que significa que prácticamente le está diciendo a su padre: “Papá, desearía que estuvieras muerto para poder tener mi dinero ahora; ya no te necesito, pero aun así te quitaré tu dinero. Quiero hacer las cosas a mi manera; y no me interesa que seas parte de mi vida.”
El Padre herido por el desafío de su hijo le dice: ‘Está bien hijo, lo haremos como tu dices’ y le da la parte de su herencia. Y ya conoces la historia, el hijo hace un desastre de su vida y pierde todo su dinero.
Cuando el hijo regresa totalmente avergonzado y listo para ser jornalero de su padre, algo sorprendente sucede. ¡El Padre corre hacia el! Tal vez no sepas lo indignante que era en esa cultura que el padre alzara su túnica, expusiera sus piernas y corriera hacia su hijo, esa era una verguenza, pero al padre no le importó por su hijo perdido al que tanto amaba, estaba de regreso.
Luego el padre organiza una lujosa fiesta para celebrar el regreso del hijo. Y dice con compasión y lágrimas en sus ojos: ‘Este precioso hijo mío, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido encontrado".
¿Qué puede significar esta historia para nosotros?
En estas historias, Jesús nos muestra cuatro maneras en las que pudiéramos estar perdidos:
#1— Perdido en el sentido de EXTRAVIARSE.
La oveja perdida, se alejó de la seguridad del rebaño para seguir un mal camino. Digamos que se distrajo y se extravió.
No fue rebelde, tampoco desafió al pastor, no lo hizo con intención, solo se alejó y ahora estaba sola porque estaba fuera de la presencia de Dios.
Tal vez ese eres tú. No te estás rebelando contra Dios pero estás demasiado distraído como para recordar a Dios. Tal vez estás demasiado ocupado como para hacer tiempo para él. Tal ves se te hizo fácil faltar un domingo a la iglesia por tu trabajo, después se te hizo facil faltar otro domingo hasta que te alejaste, o no sabes ni cómo llegaste al lugar donde te encuentras, a todos nos puede pasar.
#2—Perdido en el sentido de sentirse OLVIDADO
Tal vez tu eres como esa moneda perdida. Amas a Dios pero te sientes desechado por tus amigos, tu familia o por Dios mismo. Piensas que Él está bendiciendo a otros pero olvidándose de ti y estás esperando a que alguien te ponga atención preguntándote cuánto tiempo pasará hasta que se acuerden de mí.
#3—Perdido en el sentido de NO NECESITAR a DIOS
El hijo prodigo. Alejado de su padre, perdido de su verdadera familia, simplemente porque quería vivir su vida. Quiso pronunciar las famosas letras cantadas por Frank Sinatra, "Lo hice a mi manera".
Tal vez ese eres tu. Haz tomado decisiones sin considerar a Dios, lo hiciste a tu manera y no funcionó. O tal vez lo hiciste a tu manera y funcionó... A veces ese es el tipo de pérdida más difícil de aceptar por pensar que no necesitas a Dios.
Tal vez es por eso que Jesús dijo que es más fácil que un camello atraviese el ojo de una aguja que un hombre rico al cielo.
Tal ves piensas: soy lo suficientemente bueno e inteligente. Tengo suficiente éxito. Me he esforzado tanto que no necesito a Dios; esa es otra manera de estar perdido.
#4— Perdido en el sentido de tener AMARGURA y ENOJO
Te preguntaras ¿amargura e ira? ¿Dónde se encuentran la amargura y la ira en estas parábolas? Si están pero no lo hemos leído todavía.
Lucas 15:25-32 "»Mientras tanto, el hijo mayor estaba trabajando en el campo. Cuando regresó, oyó el sonido de música y baile en la casa, y preguntó a uno de los sirvientes qué pasaba. “Tu hermano ha vuelto —le dijo—, y tu padre mató el ternero engordado. Celebramos porque llegó a salvo”. »El hermano mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió y le suplicó que entrara, pero él respondió: “Todos estos años, he trabajado para ti como un burro y nunca me negué a hacer nada de lo que me pediste. Y en todo ese tiempo, no me diste ni un cabrito para festejar con mis amigos. Sin embargo, cuando este hijo tuyo regresa después de haber derrochado tu dinero en prostitutas, ¡matas el ternero engordado para celebrar!”. »Su padre le dijo: “Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo. Teníamos que celebrar este día feliz. ¡Pues tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida! ¡Estaba perdido y ahora ha sido encontrado!»."
Jesús le está diciendo al que siempre ha estado en casa y que no ha vivido una vida de perdición: "Puedes hacer las cosas correctas, creer las doctrinas correctas, criar a la familia correcta, promover la moral correcta y seguir estando tan perdido como los recaudadores de impuestos y los pecadores".
Te pregunto: ¿Te extraviaste? ¿Te sientes olvidado? ¿Piensas que no necesitas a Dios? ¿Eres un creyente enojado?
¡Tengo buenas noticias! Dios nos busca, y por medio de Jesús, nos lleva a casa y nos reconcilia con Él mismo, sin importar qué tan perdidos estemos.
En conclusión, ¡necesitamos reflexionar sobre dónde nos encontramos en nuestro CAMINAR ESPIRITUAL, y pedirle a Dios que nos traiga de regreso a Él!
¿Donde te encuentras en tu caminar espiritual? ¿Podemos orar por ti?
¡Contáctanos!
~Jonathan Alarcon
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